El reloj de la estación también tuvo sus días grises hasta que nos dispusimos a dejarlo bello como él y su historia se lo merecen.
Los relojes de las estaciones ferroviarias pertenecientes a
la CGBA, eran instalados sobre una pared interior del lado del andén.
Se trata de relojes franceses de la marca Paul Garnier,
fabricados entre 1905 y 1908. La máquina posee un péndulo de un metro de
longitud y una pesa, que constituye la “cuerda”, cuya autonomía es de 21 días. Una
varilla de metal de casi medio metro de longitud conecta el reloj, propiamente
dicho, con el dial que puede verse actualmente en el andén, pasando el
movimiento a través de la gruesa pared de la estación.
Para devolverle la vida al reloj, se desarmó la máquina íntegramente,
limpiando cada uno de sus engranajes y haciendo un modelo 3D en la
computadora. También se tuvo que fabricar, artesanalmente, dos piezas de la
máquina: un soporte de acero que sostiene el péndulo y el eje o cardan que
lleva la hora a través de la pared de casi medio metro.
Finalmente, se aceitó todo el mecanismo y el reloj quedó listo para funcionar por muchos años más.
También se fabricó el aro de metal que sostiene el vidrio y cuando estuvo todo listo, se puso en marcha este hermoso reloj de once décadas.
Esta restauración que la comentamos tan breve, llevó alrededor de dos meses de trabajo.
¡¡Gracias Nicolas y Julian!!